Llevamos años siendo testigos de cómo la revolución digital, encabezada por la inteligencia artificial (IA), está transformando los modelos de negocio y las competencias laborales. Comprobamos cómo, paulatinamente, habilidades tradicionales van quedando obsoletas frente a nuevas demandas digitales y analíticas.
Según el estudio “Automation and the workforce of the future”, del McKinsey Institute, un tercio de las actividades laborales en economías avanzadas podrían automatizarse para 2030, destacando la importancia de adaptarse mediante el desarrollo de habilidades blandas como la creatividad y el pensamiento crítico. Este cambio exige cerrar la brecha digital en cuanto a la discrepancia entre las habilidades que los trabajadores poseen y aquellas que el mercado laboral moderno demanda, un desafío crucial para las organizaciones que buscan mantener su competitividad.
Desafíos de la transición digital
La transición hacia la digitalización y la adopción de la Inteligencia Artificial (IA) en las empresas presenta varios desafíos que pueden obstaculizar su implementación exitosa. Estos desafíos se pueden agrupar en tres categorías principales: resistencia al cambio, falta de recursos para la formación y desarrollo, y la brecha entre las habilidades actuales de los trabajadores y las requeridas para manejar las nuevas tecnologías.
Resistencia al cambio
Este es, quizás, el desafío más complejo de superar. La resistencia puede provenir tanto de los empleados como de la dirección. Los empleados pueden temer perder sus empleos ante las máquinas o sentirse inseguros sobre su capacidad para adaptarse a las nuevas herramientas y procesos. Por otro lado, los líderes pueden ser reacios a invertir en nuevas tecnologías debido a la incertidumbre sobre el retorno de la inversión o la falta de conocimiento sobre cómo integrar estas herramientas en sus operaciones actuales.
Falta de recursos para la formación y el desarrollo
Incluso cuando hay voluntad para la transformación digital, las empresas pueden encontrarse con el obstáculo de no tener suficientes recursos, ya sean financieros, de tiempo o humanos, para dedicar a la formación y el desarrollo de sus empleados. Este desafío es particularmente agudo en pequeñas y medianas empresas (PYMEs) que pueden no tener los mismos recursos que las grandes corporaciones.
Brecha entre las habilidades actuales y las requeridas
La rápida evolución de la IA y otras tecnologías digitales significa que las habilidades que los trabajadores poseen hoy en día pueden no ser las que necesitarán mañana. Esta brecha de habilidades puede ser difícil de cerrar, especialmente en industrias que han dependido de procesos manuales o tradicionales durante décadas.
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Claves para la transformación de puestos y la formación
Para abordar estos desafíos, es fundamental que las empresas adopten estrategias proactivas y bien diseñadas para la transformación de puestos de trabajo y la formación de sus empleados. A continuación, se detallan algunas claves para el éxito en este empeño.
Identificación de habilidades clave para el futuro
El primer paso hacia una transformación exitosa es identificar qué habilidades serán más valiosas en el futuro. Esto puede variar según la industria y el rol específico, pero en general, habilidades como la capacidad de trabajar con datos, el pensamiento crítico, la creatividad, y la adaptabilidad serán cruciales. Las empresas pueden trabajar con expertos en educación y tecnología para mapear las habilidades futuras requeridas y comenzar a integrarlas en sus programas de desarrollo.
Desarrollo de programas de aprendizaje personalizados
La tecnología educativa ofrece herramientas poderosas para personalizar la formación. Las plataformas de aprendizaje en línea, por ejemplo, pueden adaptarse al ritmo y estilo de aprendizaje de cada empleado, permitiendo que todos avancen desde su punto de partida particular. Estos programas también pueden actualizarse continuamente para reflejar las últimas tendencias y tecnologías, asegurando que la formación sea relevante y actual.
Fomento de una cultura de aprendizaje continuo y adaptabilidad
Para que la formación sea efectiva, debe ser parte de una cultura organizacional más amplia que valore el aprendizaje y la adaptabilidad. Esto implica no solo proporcionar recursos para la formación, sino también reconocer y recompensar el crecimiento y el aprendizaje. Los líderes empresariales deben predicar con el ejemplo, comprometiéndose ellos mismos con el aprendizaje continuo y demostrando la importancia de adaptarse a nuevas formas de trabajar.
Uso de métricas para evaluar el progreso
Finalmente, es crucial establecer métricas claras para evaluar el éxito de los programas de formación y transformación. Esto podría incluir medidas como el aumento de la productividad, la mejora en la satisfacción del empleado, o la reducción de la brecha de habilidades. Estas métricas pueden ayudar a las empresas a ajustar sus programas a medida que avanzan, asegurando que se mantengan alineados con los objetivos organizacionales y las necesidades de los empleados.
Implementar estos pasos no será una tarea fácil, y requerirá un compromiso entre todos los agentes implicados en esta transformación.
En conclusión, el reto de adaptarnos a la IA no es solo alcanzable, sino que promete abrir un mundo de oportunidades laborales enriquecedoras y modelos de negocio transformadores. Para ello, la formación y adaptación de los puestos a esta nueva realidad es prioritaria para el correcto desarrollo de las organizaciones a medio y largo plazo.