Hay una serie de conceptos que manejamos en gestión de personas que guardan entre si una estrecha relación, aunque no significan exactamente lo mismo: clima laboral, satisfacción en el trabajo, motivación, rendimiento. La importancia de crear un buen ambiente de trabajo, desde luego, es beneficiosa y casi nadie lo pone en duda a estas alturas.
Cuando se analizan trabajos serios de investigación no siempre se encuentran relaciones significativas entre satisfacción en el trabajo y rendimiento, por ejemplo. No obstante, el famoso experimento Hawthorne supuso para las empresas una llamada de atención acerca de la importancia del reconocimiento y las relaciones humanas. Recordemos que existió una época en el management en la que la teoría clásica (rígida, autoritaria y deshumanizada) era la que reinaba en el mundo empresarial. El Taylorismo tenía profundas raíces que han permanecido hasta nuestros tiempos en forma de especialización, métodos, tiempos, procedimientos y procesos. Son necesarios y aportan, pero dentro de un contexto humanizado y sensible a las necesidades de las personas.
Hecho un breve análisis técnico, la importancia de tener un buen ambiente de trabajo en la empresa la podemos observar diariamente. Sus beneficios con claros y, sobre todo, todos hemos tenido la experiencia de saber lo que sucede cuando no se tiene ese buen clima laboral.
Por tanto, el objetivo es claro: gestionemos de forma que evitemos ambientes tóxicos o dañinos y aprendamos cómo crear un buen ambiente de trabajo en nuestras organizaciones. Confiar en el asesoramiento experto en gestión de personas puede ser un gran paso para empezar a construir un clima laboral agradable.
Ventajas de tener un buen clima laboral
Incremento de la productividad
Los buenos ambientes en el trabajo traen consigo la comodidad del empleado, no en términos tanto de relajación sino más bien de incremento del rendimiento laboral. El empleado aporta más a la organización cuando se minimizan los puntos de fricción o tensión, cuando siente que sus necesidades personales y emocionales están cubiertas. Las personas necesitamos ser adecuadamente valoradas.
Cohesión de los equipos de trabajo
Los equipos de trabajo los forman las personas, y si estas personas están comprometidas con la organización harán todo lo posible por mantener la armonía y el buen funcionamiento del grupo. Un equipo cohesionado se comunicará mejor y resolverá antes sus conflictos en virtud de un bien mayor. Cuando se crea un clima de comunicación y respeto, la cohesión es una consecuencia natural.
No hablamos de la falta de existencia de conflictos. Estos se dan en todo tipo de organizaciones, sino de la forma adecuada de resolverlos, sin dejar víctimas en el proceso.
Sentido de identificación con la organización
Una organización con un clima laboral óptimo es el caldo de cultivo perfecto para que calen conceptos como misión, visión, valores y objetivos empresariales. Si hay respeto y buen clima, nos encontraremos con un escenario en el que los jefes se transforman con mayor facilidad en líderes.
Una buena parte de la responsabilidad en la creación de clima laboral descansa en los Directivos y los Mandos Intermedios. Toda va mejor si el vértice de la pirámide da ejemplo y motiva al equipo para sacar lo mejor de sí mismos mientras vela por el cumplimiento de los objetivos.
Descenso de la tasa de rotación laboral
Nuestros años de experiencia en selección de personal nos han confirmado que una de las cosas que más valoran las personas es encontrarse con un buen ambiente de trabajo. Las criticas despectivas, los rumores, la exclusión, la falta de aprecio, acaban con cualquier buen profesional.
Del mismo modo, los buenos ambientes de trabajo actúan como imanes para el talento: si los empleados están contentos y motivados no querrán abandonar la organización. Lejos de ello, desearán quedarse y podrían incluso ser los mejores embajadores de la marca o la empresa.
Consecuencias de tener un mal ambiente en el trabajo
Las empresas que no consiguen crear buenos ambientes se enfrentan a una serie de problemas a corto, medio y largo plazo:
- Las situaciones tensas son más frecuentes e intensas con el paso del tiempo, fruto del malestar del empleado. La tensión excesiva es igual a un descenso de la productividad, no a una mejora.
- El rendimiento laboral pierde enteros como consecuencia de una lógica desmotivación por tener que enfrentarse cada día a un entorno tóxico. El foco de las personas se sitúa en buscar un nuevo empleo o en protegerse frente al entorno hostil de la organización den la que trabajan.
- Poco a poco el empleado va experimentando problemas de salud como el estrés y la ansiedad: acudir al trabajo deja de ser una experiencia motivadora para convertirse casi en una condena. Un buen indicador de esa mala gestión del riesgo psicosocial son las bajas por absentismo justificado e injustificado.
Cómo conseguir un buen ambiente de trabajo
Respeto en relaciones humanas y laborales
Aunque muchas veces se den por sentadas, no hay que obviar las normas básicas de convivencia. La organización debe perseguir conductas inapropiadas que fomenten situaciones de acoso, abuso de poder o discriminación por parte de la línea de mandos o directivos.
Por otro lado, los empleados deben ser educados en el respeto a sus compañeros. La crítica destructiva, el menosprecio personal, el rumor injustificado o la exclusión deliberada deben ser excluidas.
Es básico favorecer un clima de escucha mutua y de comunicación asertiva para resolver los miles de situación de tensión que genera la propia actividad empresarial, separando los problemas de las personas y no entrando en descalificaciones.
Comunicación interna
Si la organización se toma en serio las políticas de comunicación interna, estará sentando las bases de un entorno transparente en el que no habrá lugar para los “corros de pasillo” ni los malentendidos entre equipos o trabajadores.
La comunicación interna no es solo un recurso informativo, es una oportunidad para compartir valores y buenas prácticas empresariales. Cuando las personas conocen las reglas del juego les resulta más fácil interiorizarlas y seguirlas. Por supuesto que estás reglas deben estar sujetas al sentido común.
Como ejemplo, si queremos transmitir que en nuestra empresa no se despide a nadie por un error no intencionado, ¿qué hay mejor que comunicar una situación a la plantilla sobre un error, como se gestionó y como finalmente se ha resuelto?
Autonomía y autoconfianza
Tomarse demasiado en serio el control de los empleados puede acabar volviéndose en contra de la propia empresa, en forma de absentismo laboral o de descenso del rendimiento. Últimamente estamos observando en algunas empresas una tendencia a marcar incluso KPI diarios.
Somos conscientes de que esta estrategia puede ayudar en profesionales que están aún desarrollándose y necesitan un estilo muy directivo y un fuerte control de su actividad, pero no debe ser la estrategia a medio plazo con profesionales más senior en ningún caso.
Debemos dejar que los empleados asuman responsabilidades sin que tengan la sensación de estar vigilados en todo momento, ya que solo así irán ganando en autonomía y en confianza en sus propias posibilidades. No tendremos nunca equipos responsables y que hagan bien su trabajo si no optamos por esta vía.
Conseguir crear un buen ambiente de trabajo en la empresa es más fácil de lo que parece. A menudo, basta con cuidar algunos tips básicos de comunicación y de liderazgo. La confiabilidad de la dirección y de los mandos intermedios es básica en ese aspecto. Las personas esperan que sus jefes tengan, además de calidad técnica, un cierto nivel de calidad humana.
Muchas de las medidas que se pueden adoptar para mejorar el ambiente laboral son consecuencia de aplicar el sentido común y de empatizar con los trabajadores. Actitudes como la discriminación o el clasismo intelectual ayudan poco en este aspecto.
Te invitamos a que te pongas en contacto con nosotros si crees que el potencial humano es el mayor valor de tu organización.