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Justo antes de la pandemia se puso de moda el puesto de responsable de felicidad para intentar mejorar el bienestar en aquellas empresas que pretendían estar a la vanguardia en la gestión del talento. Ya es difícil que todos nos pongamos de acuerdo en el concepto de felicidad como para crear una posición con una misión y unas funciones específicas en el seno de una organización concreta.
Muchos de estos puestos han terminado siendo amortizados e, igual que llegaron al mundo de las organizaciones, han desaparecido.
Lo que sí parece lógico es cuidar del empleado. Normalmente, va a tener que trabajar con presión de resultados y no van a ser pocos los momentos de tensión, por lo que el bienestar general se convierte en un factor higiénico que tiene todo el sentido contemplar dentro de una política de recursos humanos coherente y bien organizada. Si queremos llegar lejos, necesitaremos corredores de fondo. Construir una empresa a base de sprints y rotación de personas no es la mejor de las alternativas en la mayoría de los modelos de negocio.
Hasta hace no muchos años no era común preocuparse por el bienestar de los trabajadores en la empresa. Ni siquiera ellos mismos se lo planteaban en exceso ni era una demanda frecuente que pudiéramos encontrar en un nuevo incorporado. No obstante, la llegada de numerosas crisis (incluida la pandemia 2020-2021) y la feroz competitividad en distintos sectores ha convertido al bienestar laboral en un intangible de enorme valor para retener el talento y beneficiarse de un desempeño mejorado de la plantilla. Puede ser difícil demostrar el impacto del bienestar en la productividad, pero es obvio que su carencia ocasiona numerosos problemas (rotación externa, conflictividad, bajo desempeño, frecuente absentismo, situaciones de incapacidad laboral temporal o permanente, etc.)
Se entiende por bienestar laboral un escenario en el que un empleado se siente aceptablemente bien con su situación profesional y personal en la empresa para la que trabaja. Hace referencia a una circunstancia donde los factores que determinan la satisfacción de los trabajadores encuentran un punto de equilibrio.
El bienestar laboral está íntimamente ligado a la calidad de vida del empleado. Se ve condicionada por números factores como los siguientes:
Desafortunadamente, todos los días seguimos hablando con directivos o empresarios que creen que la mejor política es el palo y la zanahoria, o que hay que pisar el acelerador y exprimir hasta que la gente sangre, o que la masa salarial es un pasivo que hay que hacer rotar.
Si usted, lector, es de esa filosofía, cualquier cosa que podamos recomendar le parecerá buenista y más bien etérea.
Pero la experiencia nos demuestra que el bienestar de los trabajadores en la empresa se traduce en cómo afronta el empleado el hecho de presentarse cada día en su puesto y desarrollar sus tareas o funciones habituales. Esta acción rutinaria se convierte en algo dinámico, ilusionante y agradable, y cumplir con sus funciones profesionales deja de ser tedioso o insatisfactorio.
Al sentirse cómodo y valorado, el empleado tiende a rendir más y mejor. Es un hecho comprobable que la ausencia de motivación hace que los trabajadores no aprovechen su tiempo, cometan más errores y se vean involucrados en conflictos en el entorno de trabajo. Además, cuando no existe esta motivación o cuando perciben un clima laboral nocivo, es lógico que busquen una salida y acaben abandonando la organización.
Puede que para algunos sea una cuestión de fe, pero conviene parar, sentarse y observar.
Los planes de bienestar en las empresas se elaboran precisamente para recoger todos los aspectos que contribuyan a mejorar la satisfacción de los trabajadores en la organización.
Se trata de aterrizar los conceptos, de «hacer oficial» la voluntad de la empresa por garantizar el bienestar de sus empleados y que no se quede en meras ideas o buenos propósitos.
Para implantar este tipo de planes:
Puede que nuestra organización no tenga el tamaño suficiente y nos veamos abrumados por una cuestión como está. No obstante, elaborar un cuestionario o un protocolo de entrevista para conocer el grado de bienestar de un trabajador en una organización no es algo difícil, especialmente si nos ponemos en manos de profesionales.
Igualmente, se puede articular un programa de mejora de este a través de la formación, que debe contener cuatro ejes principales y que hemos impartido en numerosas ocasiones desde AdelantTa:
Las nuevas generaciones nos están enseñando que el desarrollo y futuro de nuestra organización para por implantar el bienestar laboral en la empresa, como parte de la cultura y valores de la organización.
Esto no quiere decir que deje de existir la necesaria orientación a resultados, sino que está se tiene que combinar adecuadamente con las necesidades de las personas.
Cuando los empleados se sienten valorados en toda su dimensión y perciben que la empresa se preocupa por ellos, es lógico que deseen quedarse y dar siempre la mejor versión de sí mismos. A veces, nos puede salir mal la inversión, pero no es lo frecuente.
En AdelantTa somos especialistas en gestión de personas y asesoramiento a las empresas sobre políticas de Recursos Humanos en cuestiones como la que hemos desarrollado en este post. Si podemos ayudarte no dudes en escribirnos a contacto@adelantta.es.